Informática vale una ingeniería


17.12.08 –
JACINTO CANALES DE CASO
SECRETARIO GENERAL DE LA COMISIÓN DE CREACIÓN DEL CONSEJO DE COLEGIOS DE INGENIEROS EN INFORMÁTICA Y VICEDECANO DEL COLEGIO PROFESIONAL DE INGENIEROS EN INFORMÁTICA DE CASTILLA Y LEÓN

Hace 30 años que se empezó a impartir en las aulas de las universidades españolas la carrera de Informática. Nació, por intereses espurios, agraviada. Mientras aquellos estudiantes compartían aulas y asignaturas en primero de carrera con el resto de futuros ingenieros de otras especialidades, tras finalizar seis cursos de carrera, seis, y su proyecto de fin de carrera, aquellos no serían distinguidos con título de Ingeniero alguno, si no que se les otorgaría el título de Licenciado en Informática, la única licenciatura que se componía de seis cursos más proyecto de fin de carrera. El resto de licenciaturas se componían de cinco cursos y no tenían proyecto de fin de carrera.

Entre tanto, la carrera de ciclo corto se componía, como el resto de ingenierías técnicas, de tres cursos más proyecto de fin de carrera. Pero los egresados no acababan siendo ingenieros técnicos, sino diplomados en Informática, la única diplomatura universitaria que obligaba a la elaboración de un proyecto de fin de carrera.

Más de una década después, uno de los gobiernos de Felipe González puso fin a tal agravio histórico promulgando reales decretos por los que se establecían los títulos universitarios de Ingeniero e Ingeniero Técnico en Informática. Era un cambio de denominación en los egresados que hacia justicia a lo que en verdad se enseñaba en las aulas, una ingeniería. Los países más avanzados del mundo ya lo tenían claro en 1968, cuando en la primera conferencia de la OTAN sobre desarrollo de software, habían dejado sentado que la Informática era otra rama más de la ingeniería.
Dieciocho años después de que un gobierno socialista reparase el agravio de los titulados universitarios en Informática, otro gobierno socialista vuelve a descender de división la Ingeniería Informática al desrregular los estudios conducentes a la misma, suponiendo esto un nuevo agravio en comparación con el resto de las ingenierías que sí tendrán sus estudios regulados a través de lo que comúnmente se denomina las ‘fichas’. La desrregulación de los estudios universitarios significará que cada universidad podrá articular los contenidos de tales estudios como crea conveniente y denominar a sus egresados como estime oportuno sin que haya marco regulatorio alguno a nivel estatal que pueda fijar unos mínimos comunes de materias a enseñar o un nombre común para todos los egresados de las diferentes universidades.

Esto se traducirá en una amalgama de denominaciones y disparidad de materias que hará difícilmente reconocible a los titulados universitarios en Informática, que dificultará su reconocimiento a los ojos de las empresas en el mercado laboral y que les hará difícil competir más allá de sus límites provinciales y no digamos allende nuestras fronteras. ¿Quién reconocerá como sucedáneo de ingeniero en Informática a los graduados en Cibernética, a los graduados en Sistemas de Información o a los graduados TIC que se están proponiendo en alguna Universidad del Estado? En la actualidad, cualquier empresa reconoce lo que es un ingeniero en Informática en todo el territorio del Estado, en el resto de Europa y en todo el mundo.

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