Fábrica de talentos


La Escuela Politécnica Superior de Ingeniería cumple tres décadas como referente de la vida universitaria en Viesques.

El 1 de abril de 1978 se ponían los cimientos del buque insignia del campus de Gijón. Con la colocación de la primera piedra de la Escuela de Ingenieros Industriales comenzaba la cuenta atrás para el inicio de la actividad académica, el 20 de octubre de ese año. La Escuela Politécnica Superior de Ingeniería afronta su trigésimo cumpleaños con el reto de mantener vivo su carácter de centro pionero y el espíritu emprendedor en el campus gijonés. Catedráticos, ex directores, profesores y alumnos analizan la evolución de la cuna de los ingenieros industriales, informáticos y de telecomunicaciones en Asturias, que mañana cumple tres décadas desde su inauguración. Un año antes tomaba posesión como primer director Luis Ortiz Berrocal, encargado de poner en marcha toda la infraestructura universitaria, en calidad de director comisario.

De esta etapa compañeros suyos de docencia como el catedrático Gerónimo Lozano Apolo recuerdan las luchas de Ortiz Berrocal con el Rectorado, que se empeñaba en llevar la titulación a Oviedo. Ortiz, fallecido el 7 de octubre de 2007, defendió con uñas y dientes que la Escuela de Ingenieros Industriales se quedara en Gijón.

Alfonso Fernández Canteli, director entre 1991 y 1995, recuerda como uno de los hitos más importantes el nombramiento del primer doctor honoris causa propuesto por el campus de Gijón: Enrique Castillo Ron, al que apadrinaría en un acto celebrado el 11 de marzo de 1999, siendo ya director Esteban Fernández Rico.

En la etapa de Canteli se cumplieron objetivos tan importantes como la creación de la Oficina de Relaciones Industriales y la de Relaciones Internacionales. En el año 1993 se dirigió al entonces alcalde, Vicente Álvarez Areces, para que se considerara la construcción de una residencia de estudiantes, un aspecto que sigue sin resolverse 25 años después. Tres décadas después de la inauguración de la escuela, el catedrático Fernández Canteli observa «una caída de la calidad y del nivel de conocimientos de los alumnos». Subraya que es necesario volver «a lo que teníamos en los noventa».

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