GAUDEAMUS


La Universidad de Oviedo da pena.

El resto de España está igual, pero mal de muchos, epidemia. En 2007, nuestra magna institución de 400 años trituró 197 millones de euros. ¿A quién rinde cuentas? ¿Qué objetivos se marca? ¿Los cumple? El Gobierno del Principado ha abandonado la supervisión de manera continuada, ya sea cediendo la figura institucional del Consejo Social (en la actualidad ilegalmente configurado) o renunciado a cualquier tipo de contrato-programa con el que fijar obligaciones. La necesidad de mantener tranquilo al establishment universitario, feroz gato panza arriba, ha impedido cualquier tipo de reforma o mejora. Los eventuales resultados positivos son un subproducto involuntario del proceso de gasto.

 

La universidad ya no lidera. Ni en lo político, ni en lo empresarial, ni en lo social. Cómica y preocupante resulta la nula capacidad de movilización que, incluso entre sus alumnos, tiene. En la actualidad salir a la calle a defender trienios y parcelas de poder tiene menos predicamento que la revolución cultural.

 

¿Los jóvenes y brillantes docentes? Los pobres ingenuos no sabían ciertamente dónde se metían. Uno de los procesos de ingreso más largo e injusto de toda la función pública. La mayor parte se cansarán e intentarán una oposición a profesor de instituto ¿Los alumnos? Disfrutan de una prolongación de la educación secundaria. Cero exigencias y tira que «livras» con faltas de ortografía.

 

En Mieres, un campus vacío; en Gijón, un campus pegado a esa ‘Laboral’ que tanto hemos sufrido para llenar de contenido; en Oviedo, un campus disperso. En 1996, la universidad asturiana tenía 40.000 alumnos. Hoy, 26.000 alumnos y bajando. Existen 61 universidades en toda España, más de una por provincia. No hace falta ser licenciado para sacar conclusiones.

Fuente: Gaudeamus