«El gran problema es el absentismo de los alumnos, no los suspensos», dice el rector


Vicente Gotor afirma que «nunca me he planteado aprobar a más estudiantes sin los conocimientos necesarios»

El rector de la Universidad de Oviedo no atribuye un valor relevante al estudio elaborado por la Conferencia de Rectores, que sitúa la institución que preside en el puesto 25 del particular ranking de universidades en las que más alumnos aprueban. Ese vigésimoquinto lugar deja la Universidad asturiana dos puntos por debajo de la media nacional establecida en el estudio bianual ‘Datos y cifras de las universidades españolas’, pero ello no va a ser óbice para que Vicente Gotor flexibilice el sistema de corrección de exámenes de las 63 titulaciones asturianas.

 

«Yo nunca me he planteado tener que aprobar a más alumnos. Nadie en esta Universidad va a aprobar con un 3 o sin tener los conocimientos necesarios. Lo que hay que hacer es motivar más al profesor, al alumno, o a quien sea, para conseguir los saberes necesarios, porque el gran problema no son los suspensos, sino el absentismo estudiantil. Tenemos que plantearnos cómo enseñar y cómo motivar, porque el alumno que no va a clase no se presenta y, si se presenta, no puede aprobar. Lo que hay que combatir es el absentismo».

 

Las bolsas de suspensos constituyen desde hace años uno de los caballos de batalla universitarios del presidente del Principado, pero Gotor, catedrático de Química Orgánica, mantiene que «no hay que levantar la mano, hay que exigir lo que se debe exigir», si bien reconoce que «siempre hay algunos profesores, los menos, que no exigen de acuerdo con lo que explican en clase». Señala que la incentivación puede ser a través de «trabajos», de premiar la asistencia o de amenizar las clases, «pero cada docente tiene que encontrar su propio modelo».

 

La experiencia indica que la bola comienza a partir del primer año, cuando «dejan asignaturas suspendidas y se matriculan de segundo. Entonces ya no van a clase de las de primero o, si van, a las que no van es a las de segundo. Al final, acaban matriculándose de 10, cuando saben perfectamente que a tres o cuatro no irán y ni siquiera se presentarán», concluye Vicente Gotor. Por eso considera que «no es justo que se evalúe la calidad de las universidades por la tasa de rendimiento, porque no mide sobre los presentados, sino sobre los matriculados».

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