Raimon y la ANECA


FRANCISCO SOSA WAGNER estos días han publicado los periódicos una foto expresiva de la actual situación universitaria. En 1968 el cantante Raimon ofreció un recital en la Complutense de Madrid que tuvo una gran repercusión como protesta contra el régimen, ya entonces sin más respiraderos que los artificiales prestados desde su reseco organigrama. Estos días de mayo de 2008 el mismo Raimon ha vuelto a reeditarlo.

Pero no ha podido hacerlo en el mismo escenario porque el amplio vestíbulo de la vieja Facultad de Ciencias Políticas, donde entonces tuvo lugar el acto, se ha convertido en oficinas de la nueva Facultad de Geografía e Historia.

Un símbolo y una parábola. La Universidad inundada de oficinas y ventanillas, de impresos, de formularios, de acreditaciones, de evaluaciones, de vicerrectores, de secretarios de vicerrectores, de jefes de área y de vicejefes de hectárea de los secretariados… y por ahí seguido hasta formar una abigarrada covacha que acabará sepultada entre programas de ordenador e impresoras y donde no se oirán voces acordadas sino las llamadas del móvil del rector al vicerrector y de éste al secretario general. Porque sépase que los móviles sonando forman ya el bajo continuo de este infernal (des) concierto que es la burocracia universitaria.
Encuentra uno en los viajes a los colegas. Todos forman parte de una comisión que está acreditando a los ayudantes para ser contratados, a los contratados para ser ayudantes, a los no doctores para que lo sean, a los que lo son para que dejen de serlo. O están evaluando proyectos de investigación o «chequeando» a una titulación o a una Facultad, a lo que sea, a todo el que se deje. «Evaluaos los unos a los otros» es sin duda el nuevo mandato bíblico en las universidades.

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Francisco Sosa Wagner es catedrático de Derecho Administrativo.