Talento para jugar


Niños con altas capacidades aprenden a diseñar videojuegos en un taller en la Escuela de Informática.

«Todos los días estudio una hora y media, de todo y en abundancia. Tengo 14 asignaturas y 12 sobresalientes. Nunca saco menos de notable», explica Irene. Tiene 10 años, grandes ojos vivarachos y elevada capacidad intelectual. Admira a Newton y a Einstein. «Tengo el cuarto lleno de libros de ciencia porque quiero ser bioquímica», cuenta. Su cabeza está en plena ebullición y la ilusión le hace hablar tan deprisa que parece que le falta el aliento. Acudió ayer junto a otros 14 niños de altas capacidades a un taller de creación de videojuegos porque le gustaría aprender a diseñar uno.

Y llegó el momento: «¿De qué queréis hacer el videojuego?, ¿con qué gancho vais a hacer que guste a la gente?». En el aula se oye la voz seria y tímida de Tomás, que responde: «Uno que empezara desde cero con una vida normal y permitiera pasar a la Edad Media teniendo un plan como, por ejemplo, matar al rey». Él tiene 15 años y se ha acercado al taller para saber «qué tiene en la cabeza alguien que inventa videojuegos». Y tuvo oportunidad de descubrirlo en Óscar Sanjuán Martínez, profesor de la Escuela Universitaria Técnica de Informática de Oviedo, quien durante una hora explicó con paciencia los principios básicos de la programación. Pero los jóvenes y adelantados alumnos -de entre 10 y 15 años- le bombardeaban con preguntas muy precisas y pedían más. Tenían prisa por «pasar de pantalla» y empezar a trastear con el Game maker, un programa que les permitió jugar con fondos de escenarios, sonidos y laberintos durante algunas horas.

Más en: Talento para jugar